Cómo ayudas a vecinos como Pedro
Para las personas que viven con ingresos limitados, recibir ayuda alimentaria en una despensa es una forma vital de reducir la factura de la compra y llegar a fin de mes.
Para Pedro, un viudo de 73 años que vive con ingresos limitados y padece diabetes y problemas de movilidad, acceder a una despensa y encontrar alimentos que se ajusten a su estricta dieta suponen otra serie de retos. Ya no se siente cómodo conduciendo y no puede ir andando a la despensa local de alimentos, por lo que le resulta difícil mantener sus despensas abastecidas.
Afortunadamente, una organización sin ánimo de lucro de Salem ha ampliado sus servicios para satisfacer las necesidades nutricionales de Pedro y otros miles de diabéticos.
Cada semana, voluntarios de los Servicios de Apoyo a la Diabetes entregan en casa de Pedro una caja con alimentos seleccionados a mano.
Las cajas de alimentos que había recibido de otras despensas en el pasado contenían artículos que no podía comer debido a alergias y restricciones dietéticas. Ahora recibe alimentos adaptados a su dieta y ahorra dinero en la compra.
“Sin la caja de alimentos para diabéticos, tengo que gastar más dinero”, dice. “Ser diabético es muy caro”.
Los Servicios de Apoyo a la Diabetes ofrecen educación, suministros y otras ayudas a las personas con diabetes y sus familias. Fue fundada en 2007 por Sandy, cuyo marido es diabético desde hace casi 60 años y que reconoció la falta de educación y recursos para pacientes diabéticos en el valle de Willamette.
Los Servicios de Apoyo a la Diabetes han mantenido una relación con Marion Polk Food Share desde sus inicios, dice Sandy, cuando el Food Share proporcionaba productos para las reuniones mensuales. Cuando la pandemia llegó en marzo de 2020, las reuniones de apoyo en persona llegaron a su fin y la organización decidió diversificarse hacia una nueva forma de atender a los clientes.
“Pensamos: ‘Tenemos todo este espacio aquí y tenemos una relación con el Food Share. Pongamos en marcha una despensa de alimentos'”. recuerda Sandy. “Cuando ya no pudimos hacer educación diabetológica nos dio otra vocación”.
Con la ayuda de un equipo de abnegados voluntarios y alimentos suministrados en parte por Food Share, la despensa empezó a funcionar pocas semanas después del cierre. Más de un año después, la despensa ha atendido a más de 3.200 hogares y 10.000 personas. Aunque se han reanudado las reuniones en persona, Sandy afirma que su organización tiene previsto mantener la despensa en funcionamiento en un futuro próximo.
Se anima a los clientes que puedan a visitar la despensa para recoger las cajas de alimentos, pero también se ofrece el servicio de entrega a domicilio para personas que, como Pedro, no tienen fácil acceso al transporte. La comida supone una gran diferencia en su presupuesto, su salud y es clave para ayudarle a controlar su diabetes.
“No sabría qué hacer si no tuviera esta comida. Este programa ha sido estupendo”, dice Pedro. “He dormido mejor sabiendo que hay alguien que se preocupa y me traerá una caja de comida”.