Vicki y su familia se levantan con la ayuda del reparto de alimentos

Cuando los tiempos eran difíciles y Vicki se encontró sin hogar, gracias a un comedor comunitario siempre tenía comida para comer, incluso cuando vivía en una tienda de campaña. Su familia se está recuperando y, gracias a las despensas locales, dispone de alimentos sanos para alimentar a sus hijos mientras busca trabajo.

“Vivo con mi prometido y nuestros dos hijos. Mi sueño es tener un buen trabajo sostenible a tiempo completo y llegar a fin de mes. No pido ser rico, sólo vivir cómodamente y no tener que estresarme cada semana.

Perdí mi trabajo y acabamos sin hogar cuando estaba embarazada de cinco meses, durmiendo en una tienda de campaña en el parque. La primera noche sólo rezaba para no morir congelado.

Mi prometido y yo cocinábamos nuestra comida en el fuego y él se aseguraba de que yo siempre comiera. Hicimos cola para cenar en Union Gospel Mission.

Tuvimos a nuestro hijo en una residencia de respiro. Tuvimos que quedarnos en la tienda, no teníamos otra cosa, pero no íbamos a hacerle pasar por eso. Así que le encontramos un lugar seguro fuera de la ciudad.

No llegué a verle, pero hablaba con él todas las noches por teléfono. Al menos podría decir: ‘Hola, te quiero. Mamá te echa de menos’.

Justo antes de que llegara la nieve, encontramos un lugar donde vivir. Recuperé a mi hijo y ahora estamos todos juntos. Sigo comprando gangas. La leche de fórmula y los pañales son caros y venir al banco de alimentos nos ayuda a llegar a fin de mes”.